lunes, 12 de agosto de 2024

Caligramas

¡Libro nuevo! Recién salido al mundo, mi libro de poesía visual Caligramas, publicado amorosamente por Mágicas Naranjas. Agradezco a Hilda Fernández Oreiro, Gustavo Gottfried y María Valeria Chinnici, de la editorial, por el hermoso trabajo y el cuidado con el proyecto. También a mi amiga Carola Martínez, que hizo de celestina con la editorial y a Natalia Silberleib de Un libro es un libro, que propuso un espacio inspirador de taller que me permitió retomar este viejo proyecto y darle una nueva forma.

Al final del libro hay un link con recursos, ideas y actividades para quienes hacen talleres con cualquier edad o para contagiar lectores que tengan ganas de jugar con las palabras y las imágenes.






sábado, 27 de julio de 2024

Librito de yuyo

 Muchas gracias por la invitación y por la charla al querido Rodrigo Ures. Y un gustazo participar junto a mi amiga y colega Ariela Kreimer. El sábado 27 de julio estuvimos en Librito de yuyo, un programa de radio muy interesante para recorrer algunos rincones de la literatura infantil argentina. 


viernes, 26 de julio de 2024

Verde botella, celeste aire

Con mucha alegría, participé de la presentación de Verde botella, celeste aire, una novela escrita por Marina Berri y Eduardo Abel Gimenez e ilustrada por Christian Montenegro. 



Aquí el texto que leí en la presentación:

Traje esto por escrito para no irme por las ramas y para no olvidarme nada. Prometo no tomar mucho tiempo y así podemos charlar con los autores, pero ya que me invitaron tan amablemente a presentar esta novela, voy a hacer honor y darle la bienvenida lo mejor que me salga.

Antes que nada, doy por presentados a Marina Berri, Eduardo Abel Gimenez y Christian Montenegro, que si están acá seguro es porque ya los conocen o chusmearon algo o leyeron la solapa del libro donde dice algunas cosas importantes sobre ellos. Y para no ser menos en la mesa, solo voy a agregar que mi color favorito es el verde botella. 

También quiero confesar que creo que me invitaron porque me encanta hablar sobre colores. Y este libro es como una provocación para eso. Así que ¿por dónde empezar?

Una de las cosas que más me enorgullece de mi trabajo (ese tipo de méritos imposibles de registrar en linkedin) es haber sido responsable de escribir varias contratapas para novelas de Eduardo. El ejercicio de destilar en tres o cuatro oraciones todo lo que quería decirle al mundo sobre esos libros es de lo más desafiante y a la vez satisfactorio que me tocó hacer. Como esta contratapa no la escribí yo ni soy la responsable editorial de la novela, ni tengo un límite de espacio para escribir, va entonces esta no contratapa de la obra:

Verde botella, celeste aire es una novela para chicos que es una pariente contemporánea de Alicia en el País de las Maravillas y de El mago de Oz. Hay un viaje que sucede sin querer a una tierra desconocida y extraña, en donde las reglas de la realidad ya no son las mismas. No es que es una tierra de fantasía, es un lugar real pero con reglas misteriosas, incomprensibles incluso para estos viajeros. Cuando era joven podía pensar que eso era una metáfora de la infancia: vivir en mundo de adultos lleno de reglas, de cosas que pasan y no se entienden, de “cosas que hay que hacer”... ahora que soy menos joven, qué engañada que estaba. El mundo de los adultos, la verdad, es igual de incomprensible la mayor parte del tiempo. Las cosas se arman, se desarman, todo lo sólido se desvanece en el aire y así. ¿Entonces? Mi conclusión es que es muy posible que estemos ante una novela realista, quiero avisarles. 

Acá me apoyo en las palabras de Julio Cortázar. En el libro que se publicó con la recopilación de sus clases, Clases de literatura, Berkeley, 1980 cuenta una anécdota de cuando le prestó un libro a un compañero de escuela y este chico se lo devolvió quejándose de que era de fantasía, o algo así. Entonces Cortázar explica (cito):

“Allí me di cuenta de lo que me sucedía: desde muy niño lo fantástico no era para mí lo que la gente considera fantástico; para mí era una forma de la realidad que en determinadas circunstancias se podía manifestar, a mí o a otros, a través de un libro o un suceso, pero no era un escándalo dentro de una realidad establecida. Me di cuenta de que yo vivía sin haberlo sabido en una familiaridad total con lo fantástico porque me parecía tan aceptable, posible y real como el hecho de tomar una sopa a las ocho de la noche; con lo cual (y esto se lo pude decir a un crítico que se negaba a entender cosas evidentes) creo que yo era ya en esa época profundamente realista, más realista que los realistas puesto que los realistas como mi amigo aceptaban la realidad hasta un cierto punto y después todo lo demás era fantástico. Yo aceptaba una realidad más grande, más elástica, más expandida, donde entraba todo”.

Julio Cortázar. Clases de literatura, Berkeley, 1980. Buenos Aires, Alfaguara, 2013

(fin de cita) Me atrevo a afirmar que Marina y Eduardo son realistas al estilo cortazariano, y que las aventuras que Luna y Emilio viven en el galpón del botellero son absolutamente posibles. 

Las palabras de Marina y Eduardo (obvio que lo primero que voy a preguntarles es cómo escribieron de a dos y que salga tan que no se nota ninguna costura) nos llevan por un mundo primero de otra época, o de otro lugar, y enseguida, y sin que nos demos cuenta, de un universo que puede estar en este pero que solo vemos a través de su mirada. 

Los colores son tal vez la llave de esa mirada. Los nombres que se gana la realidad expandida tienen que venir de las miradas dispuestas a ver ese espacio nuevo, esos colores que definen los lugares, los momentos de la historia, que nos configuran el universo nombrado (que es el de los personajes y también el nuestro) para que podamos abarcarlo. 

Dorothy vuelve del mundo de Oz a su Kansas natal monocroma, pero trae la experiencia de ese otro mundo technicolor. Alicia despierta de un sueño (¡es así!) en el que se conoció a sí misma (¿demasiado?). No quiero espoilear qué pasa con Luna y Emilio, cómo salen de ese mundo que visitan. Pero sí voy a decir cómo salí yo de la lectura (como siempre salgo de los libros que me gustan): con la mirada afinada y llena de colores. 

Después pasamos a lectura y charla con los autores. 

Ojalá que este libro haga siga su recorrido en las manos de muchos lectores y colores nuevos. 

Foto tomada del fb de Salvador Biedma




viernes, 17 de mayo de 2024

El taller de los cuentos de terror

 


¡Un nuevo título de la colección Leer para escribir!
El taller de los cuentos de terror
Para personas y vampiros tremebundos.

Este libro está pensado para leer y también para escribir.
Además de ser un libro de cuentos, es un libro que te va a inspirar ideas y que te va a dar recursos para practicar y mejorar tu escritura.
Contar historias se parece a hacer magia: algo que antes no estaba ahí aparece, de tu imaginación a la imaginación de cada persona que lee o escucha el cuento.
Y para contar historias conviene leer mucho y aprender de las que ya se contaron. Como estos cuentos de terror, con los que podemos aprender sobre narración, personajes, cómo dar miedo y mucho más.
Te invitamos a conocer las claves para crear tu propio mundo de cuentos terroríficos.

Con ilustraciones de Nat Joan. Publicado por Edelvives Argentina. 





jueves, 9 de mayo de 2024

¡Destacado de ALIJA!

 



¡Destacado de ALIJA categoría Labor Editorial!

Si no hubiera sido por el apuro y la emoción, ayer habría dicho esto, en vez de esos balbuceos torpes:

Es un honor recibir este reconocimiento. Los libros, sabemos, son el resultado de un equipo, así que muchas gracias a todas las personas que trabajaron directamente en la creación de El taller de los cuentos maravillosos: Jimena Tello, Lucho Andújar, Carla Plastani, Florencia Schäfer y a todo el equipo de Edelvives Argentina por acompañar esta idea, darle un lugar en el catálogo y acompañarlo en su recorrido: Cecilia, Julia, Eber, y todos en la editorial.

Pero tampoco es solo eso un libro; un libro no existiría sin la historia de cada uno de los que lo hacemos, y por eso quiero dedicar este premio a la memoria de Mariana Vera, porque es una parte muy importante de mi historia profesional y personal (hay en el libro un pequeño homenaje a ella).

La historia de nuestras lecturas también delinea nuestro trabajo, así que gracias a todos los autores y editores que estuvieron ahí antes, y a mi mamá y a mi papá, que siempre alentaron ese deseo de zambullirme en otros mundos y que me traían a esta feria desde hace muchos años (quién hubiera pensado alguna vez que iba a estar de este lado). Perdón por lo cursi y lo remanido, pero estoy orgullosa de este libro porque sé que si hoy tuviera ocho años tendría un lugar especial en mi biblioteca.

Y por último, un libro existe también porque hay lectores que lo reciben, ojalá que siga llegando a muchas lectoras y lectores y muchas gracias al jurado de ALIJA por leerlo y valorarlo y a Alija también, por supuesto, por todo su trabajo.

Noté después, con el agradecimiento de Judith de Calibroscopio al recibir su distinción, que los dos libros destacados en labor editorial son versiones y reversiones de cuentos maravillosos. Brindo por eso, que sigan circulando estas historias que nos hablan de mucho más que lo que la corrección política nos quiere hacer creer.


domingo, 21 de abril de 2024

¡Bienvenidos al Pasaje Alelí!

 





Hace unos años (¡antes de la pandemia!) una charla de pasillo en la Feria del Libro despertó una idea. (Una de las cosas más lindas que tiene la feria: compartir ideas en los pasillos). Ahora, mucho tiempo después, presentamos con orgullo Pasaje Alelí. Es hermoso, cuando se concreta un proyecto, rastrear para atrás todos los pasos que lo convirtieron en lo que es. Y es más hermoso cuando lo necesario para eso son varias cabezas (y manos y espíritus) y se conforma un equipo en el que cada parte aporta lo suyo y sale algo colectivo con un poco de todos y crece con vida propia. Fue un lujo trabajar con Gloria y Ariel de Tinkuy y, por supuesto, un honor sumar a Jimena Tello para que materialice esta idea y le sume tantísimo. Yo conozco este camino desde la idea hasta el mazo de cartas en la mano. Me da mucha alegría pensar que, en realidad, recién empieza un cuento y se va a convertir en un montón de historias.

La ilustración nos muestra algo que no se puede ver en realidad. Borra la pared exterior de los edificios y nos deja mirar en su interior. Jugamos con las "vistas de corte" que se usan en los planos técnicos y armamos lo que podemos llamar una arquitectura de la imaginación donde, en vez de ver datos y medidas de los edificios, nos encontramos un mundo vivo y habitado por una variedad de personajes y ambientes.

Al estilo de los myrioramas (juegos visuales que surgieron en el siglo XIX que representan una escena panorámica creada por fragmentos que se pueden intercambiar de lugar y combinarse de distintas formas) Pasaje Alelí configura una calle soñada en donde podemos combinar sus partes: techos, interiores y veredas, hacia los costados y hacia arriba para recrear toda la cuadra.

Se combinan también en este juego muchos de mis intereses: los juegos visuales antiguos, pensar cómo están hechas las cosas y cómo se arman las historias, por ejemplo.

Nada de esto hubiera sido posible sin el equipo amoroso de Tinkuy: Gloria y Ariel, y la realización que supera todo lo soñado de Jimena. 

Ojalá que haya muchas horas de juego por delante en el Pasaje Alelí.

Se consigue en librerías, jugueterías y tiendas de todo el país. Y en la tienda web de Calibroscopio


martes, 14 de febrero de 2023

¡Novedad!

 

Estoy muy contenta de darle la bienvenida a estos libros:

El taller de los cuentos maravillosos

El taller de las leyendas

El taller de los mitos clásicos

Desde hace veinte años trabajo en el mundo de la edición de libros infantiles y juveniles y desde hace casi diez doy clases y cursos sobre escritura y creación. De alguna manera todo eso se junta en esta nueva colección que incluye textos tradicionales, apuntes sobre la creación de historias y sugerencias de escritura.

Estos tres libros, así como los ven, fueron los que me tuvieron atrapada los últimos meses, con eso de los tiempos editoriales y los tiempos creativos y cómo lograr que se sincronice todo. Era una idea loca hace bastante tiempo y de pronto se volvió una realidad posible y hubo que ponerse a trabajar. 

Los proyectos así son el resultado de años de trabajo y de ideas que se condensan y también de un montón de personas que se suman y ponen su parte, aunque no siempre terminen en la página de créditos. Así que van los agradecimientos por acá: ninguno de estos libros estaría acá sin el primer envión que les dio Flor Acher, compañera de varias aventuras, hace más de un año en una larga reunión, gracias por eso.

Gracias también a la confianza de la gerencia y de todo el equipo de Edelvives Argentina que los alentó sin saber bien de qué se trataba y ahora los reciben con entusiasmo. Es un honor para mí trabajar con ustedes.

Gracias a la mirada atenta, precisa y apasionada de Carla Plastani. Aunque nos conocemos hace muchos años, me gusta sentir que de estos últimos meses puedo decir "es el comienzo de una maravillosa amistad".

Gracias a Lucho Andújar, que entre horas y horas de mates virtuales diseñó unos libros con toda la onda, no pueden estar más lindos. Ojalá se note todo lo que nos divertimos trabajando juntos.

Gracias, por supuesto, a quienes ilustraron con amor y paciencia: Jimena Tello, Ernesto Guerrero y Javier Joaquín.

Y gracias a Flor Schaffer, que los atajó ya entrado el verano, como siempre, con toda la dedicación para acompañarlos a la imprenta.


Las contratapas dicen: 

"Este libro está pensado para leer y también para escribir. 

Además de ser un libro de cuentos, es un libro que te va a inspirar ideas y que te va a dar recursos para practicar y mejorar tu escritura. 

Contar historias es como hacer magia: algo que antes no estaba ahí aparece, de tu imaginación a la imaginación de cada persona que lee o escucha el cuento. 

Y para contar historias conviene leer mucho y aprender de las que ya se contaron. Como estos cuentos que circulan desde hace cientos de años y con los que podemos aprender sobre narración, personajes, mundos de ficción y mucho más.

Te invitamos a conocer las claves para crear y mantener vivo el mundo de los cuentos maravillosos, las leyendas y los mitos".

Además, cada uno de los libros trae instrucciones y un descargable para armar un juguete de papel que también puede ser un dispositivo para contar historias. 

El taller de los cuentos maravillosos, por ejemplo, propone un flipbook:


Y muchos detalles más. Ojalá encuentren sus lectores y futuros escritores. :)

Se consiguen en librerías de Argentina. Acá se pueden pedir online

jueves, 12 de enero de 2023

Lecturas que se tocan

Los últimos meses vengo trabajando mucho, en un proyecto que me absorbió como pocos (y que podré compartir ya en unas semanas, si todo va bien). Esto hizo que leyera poquísimo por fuera de lo que tenía que leer por trabajo. 

Como se va cerrando, y simbólicamente el fin se acercaba al fin de año, a modo de ritual y para tratar de despegarme de a poco, decidí empezar por algo modesto para conectar con (casi) otras cosas: un artículo. 

Elegí The Carrier Bag Theory of Fiction, de Ursula K Le Guin. Por varios motivos, pero uno enorme es que confiaba en que los ensayos de Le Guin siempre me resultan poderosos, movilizantes (en el sentido de mover ideas, algo así, no sé si hay una palabra para eso. Cuando leo ensayos de Le Guin me parece escuchar los engranajes de mi cerebro haciendo ruido). Otro motivo más mundano es que tenía el artículo abierto en el navegador desde hacía meses y poder ir cerrando ventanas era parte de ir cerrando el año y los proyectos. 

Es -claro, no defraudó a mis expectativas- un ensayo breve pero potente. Me dejó con ganas de más, incluso. De repreguntar, de una edición anotada que se explaye en las referencias. Me dejó pensando en eso de la otra historia, la que escriben los (¿las?) perdedores... no es la palabra exacta "perdedores" porque no está planteado en esos términos creo (si mi inglés y mi cansancio de fin de año no me engañan). Sino la posibilidad de otra manera de pensar la historia, las historias, desde una óptica feminista tampoco en el sentido militante (o sí, que es necesario) pero más bien en el sentido de todo lo que no vimos, lo que nos perdimos por mirar/escuchar/contar desde un solo lugar: el del conflicto, el de ganadores y perdedores, el binario. 

Qué torpeza la mía, chapucear un resumen de un artículo potente y luminoso. Y a varios días de haberlo leído ya. 

Lo que quiero decir es que eso fue el sábado 31 a la tarde. El domingo 1 me senté en el sillón, después de tantos fines de semana de compu y seguir trabajando, con un libro que me había llegado hacía unas semanas y ni había podido abrir hasta entonces. Es Women Holding Things, de Maira Kalman. Lo compré sin dudarlo porque Kalman es una de mis artistas favoritas y ya hablé otras veces de ella por acá. 


El libro es exquisito. Todo. Es inspirador, es extraño, es bello. Es una lista y una colección (¿cómo podría no gustarme?). 

Y hace pensar. 

Otra vez -o tal vez influenciada por la lectura de Le Guin. 

Creo que el artículo y el libro se tocan. Hablan, si no de lo mismo, de algo muy cercano. Las dos dicen, de alguna forma: "las mujeres llevamos, guardamos, cuidamos, cargamos, buscamos, traemos, acercamos, sostenemos". 

En el libro de Kalman aparecen muchas referencias. Algunas personales, íntimas, otras no tanto. No conozco a todas las personas que cita, pero me suena que Le Guin no aparece. Los recorridos lectores son así, azarosos, andá a saber. Las dos, sí, citan a Virginia Woolf. 

Los textos conversan entre sí. Se dan la razón, mayormente. Se amplían, se iluminan a la luz del otro. Como en las buenas conversaciones. Ya no importa quién dijo qué, el diálogo es la suma. Y también iluminan alrededor. 

Quizás sea buen momento para releer a Woolf y leer lo tanto que por suerte tengo pendiente de ella. 

Estoy segura de que las tres hubieran podido ser amigas y hubieran podido charlar por horas, y mejor, estar en silencio juntas. 


Por fin, una semana entrada el año nuevo, entregué ese trabajo que me tenía atrapada y me tomé vacaciones. Pasaron varios días y las lecturas todavía irradian ideas, sensaciones. Termino este texto dejándole el matiz de borrador, de pensamiento en curso, con torpeza, con pudor. Que valga, al menos, para dejar constancia, para empezar el año con la propuesta lecturas jugosas y de conversaciones -aunque imaginarias- inspiradoras.



sábado, 31 de diciembre de 2022

Balances y deseos

 

Cierro el año escribiendo mucho y trabajando en cosas nuevas para el 2023. Estoy haciendo un concienzudo balance del año que termina y una modesta proyección de objetivos para el que viene. En las dos listas hay cosas que se repiten: acompañarnos, hacer cosas lindas, mirar mucho, estar presente, agradecer, equivocarme y volver a intentar, buscar espacio para lo nuevo, seguir aprendiendo. Corresponde lo cursi. 


Hubo proyectos que pensaba hacer este año que fueron reemplazados por otros, postergados, pero no abandonados. Algunos tienen que ver con la cerámica, otros no. Algunos lograré para el año que viene y otros no. Si algo aprendí es que todo lleva su tiempo y eso es bueno. Me gustan las.cosas que llevan su tiempo. Aunque no siempre me gusta que el tiempo pase, es verdad. Suena contradictorio tal vez. No me molestan las ideas contradictorias tanto como en otras épocas. Eso es, seguro, gracias al tiempo que pasa. Y conste en actas que hoy brindo no por el tiempo que pasa sino por la suerte enorme de todavía poder estar pasando en el tiempo y seguir teniendo proyectos.

Me quedo con las cosas buenas, con las cosas difíciles y con las cosas tristes que pasaron este año. El año que viene traerá cosas buenas, cosas difíciles y cosas tristes también.

Me propongo mientras tanto la intención de cuidar muy bien hacia dónde va mi atención, cómo paso mi tiempo. Porque, como dijo Annie Dillard, "cómo pasamos nuestros días es cómo pasamos nuestras vidas".

Chin chin.


domingo, 13 de noviembre de 2022

sábado, 12 de noviembre de 2022

Restos del pasado

 Hace muchos muchos años me hice un juego de platos con motivos tipográficos. Creo que están pidiendo la jubilación. 



Herramientas

Se torna cacharro, el taller de cerámica al que voy hace aproximadamente nueve años, cumplió diez. Y para festejar, hice un regalito. 

Qué lindas que son las herramientas de los haceres.