martes, 14 de septiembre de 2021

Una nota personal sobre el nuevo curso


Por motivos que no vienen al caso, durante mucho mucho tiempo dije que no era creativa. Lo sostenía frente a la mirada incrédula de muchas personas que me veían hacer cosas creativas sin parar. Como esa que podés estar haciendo al leer esto. Lo que pasa es que esas cosas que me salían sin pensarlo demasiado, para mí no tenían valor. 

Me llevó mucho tiempo y aprendizaje darme cuenta de que eso que me salía fácil era el resultado de algunos mecanismos que yo tenía incorporados y por eso no los registraba. Entonces, empecé a pensar en esos mecanismos y en cómo podía compartirlos. 

Me di cuenta de que además de ser una persona creativa, disfruto mucho de despertar esa creatividad en las demás personas, esa creatividad que estoy segura que todos tenemos y no siempre sabemos que está. Dar clases de escritura me gusta especialmente no tanto por pensar en estructuras narrativas y la presentación del personaje y todas esas cosas más bien técnicas (que me encantan), sino por despertar la confianza en las ideas, en la práctica constante, en el juego con las palabras, en sorprenderse con una misma durante ese juego. Sea principiante, avanzado, académica o una tía con ganas de probar algo para entretener a sus sobrinos cada tanto, cada quien desde el momento en que está puede encontrar algo interesante en sus propias palabras, puede jugar con sus ideas y armar mundos nuevos. Así, de la nada, solo por juntar palabritas. Y eso, digan lo que digan, sigue siendo magia.

De un tiempo a esta parte, también, me dediqué especialmente a trabajar (¿cultivar? ¿amasar?) mi propia creatividad y no dejo de comprobar todo esto que vi primero como docente, y que después noté que tenía puesto y que no me lo tomaba en serio. Así, como quien no quiere la cosa, el año pasado hice un proyecto de historietas con fotos de unos personajes de plastilina que inventé en mi escritorio, escribí una novela, empecé a armar un proyecto de poesía visual, hice fanzines, y muchas cosas más. Sin parar. 

Y también hicimos, junto con el amoroso y trabajador equipo de Doméstika, este curso nuevo que reúne todas estas ideas y algunas más. Llevó meses de revisiones, idas y vueltas, ideas descartadas, ideas posibles, y todo lo que lleva un trabajo creativo en equipo. (Gracias, Abril, Emi, Maddie, Carlos, Alejandro, José, Jazmín, Valentina y tanta gente detrás de escena). Y por fin, acá está el resultado: un curso para explorar esa práctica lúdica de la escritura, para pensar en estar en movimiento más que en resultados, un gimnasio de ideas, para quien tenga ganas de inventar cosas con las palabras, de jugar, de crear munditos para refugiarse y/o para compartir. 

Ojalá les guste y les sirva el curso, como me sirvió a mí darme cuenta de que la creatividad está ahí para cualquiera, para que la usemos y para que nos conectemos de cabeza a cabeza, para animarnos a hacer y a probar y a practicar. Porque las ideas siempre vienen de otras ideas, así que hay que mantener la corriente andando. 

Con mucha alegría, por fin está disponible. El curso lo encuentran por este link y si quieren saber un poco más, acá va el video presentación.




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