viernes, 3 de enero de 2020

Resistir la cultura de estar ocupados

Este artículo lo había leído en su momento y ahora lo releí cuando lo volvieron a circular elegido entre los mejores del año en diciembre. Es The Case for Doing Nothing, en el New York Times, por Olga Mecking.
Plantea la idea de hacer nada como estar haciendo algo útil para descansar y despejarse.
La palabra holandesa que usa es niksen. Tal vez hay otro artículo sobre esto que leí, porque tenía también también guardada la palabra hygge relacionada con esto y veo que acá no aparece. En cualquier caso, se trata de ese aburrimiento productivo, dejar vagar la mente y no pensar en nada, pero no en el sentido de la meditación sino más en la sintonía que se pone la cabeza al ducharse, por ejemplo.
Me gusta en general ese planteo de dejar de estar ocupados, de "estar ocupado" como un valor de la vida contemporánea, de gente importante. Me acuerdo como siempre me llamó la atención esa frase de los adultos "tengo cosas que hacer". Qué misteriosas esas cosas. En inglés se dice errands, pero acá cosas da una idea más amplia me parece, también puede ser que me tengo que poner los ruleros, o pintarme las uñas, no sé, alguna pavada siempre me imagino, pero con ese aire de importancia.
Otra palabra que creo que no tenemos en castellano es daydreaming. "Soñar despierto" son dos palabras y ya no funciona igual. Daydreaming tiene fluidez, mientras que soñar despierto es como andar por una calle empedrada.
Me hace gracia cuando algunas personas me dicen que cómo hago para hacer todo lo que hago, cómo tengo tiempo y yo siempre contesto que es porque no cocino y porque no tengo hijos que criar, y lo creo fervorosamente, pero también es por esa frase que ya cité por acá, de Annie Dillard: "How we spend our days is, of course, how we spend our lives" [cómo pasamos nuestros días es, por supuesto, cómo pasamos nuestras vidas]. Una de mis decisiones tiene que ver con no pensar que "no tengo tiempo", en el sentido de "estoy ocupada haciendo cosas importantes y no puedo tomarme diez minutos para regar las plantas, por ejemplo", sino que voy eligiendo cómo quiero pasar el tiempo aunque -mal que me pese- todo no se puede y algunas veces que elegir. Además, vine fallada y siempre pienso que no hago nada. Trabajar partime en una oficina (y por lo tanto recibir un partsueldo) es también una elección (en mi caso porque puedo, ya sé) del uso del tiempo y de cómo quiero estar ocupada. 
O, como ya lo dijo mejor Calvin:

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