Estuvo muy bien, chiquito, pero lleno de gente rebosando alegría. Hubo un músico que me gustó mucho, una lecturas, y después Eduardo Abel Gimenez leyó (casi todo) Tus ojos, uno de mis libros favoritos de él y de la vida, con musiquita de fondo también compuesta por él.
Estuvo muy bien la tarde, después me escabullí, porque el evento seguía con una actividad musical con los niños presentes. Caminé a casa, el sol de la tarde estaba amable, pensando que qué lindo rescatar el retroproyector y hacer algo para una próxima lectura.
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