Mañana de domingo, mate y alfajorcitos de azúcar en la cama, leo dos de los cuatro libros de poesía para chicos que compré en la feria. Los dos, un poco por casualidad, están ilustrados con unos dibujos increíbles de Arnal Ballester. Y los dos me sorprenden, por supuesto, como pasa siempre que uno se encuentra con un clásico.
Nicolás Guillén me dice: "La canción tiene muchas alas; con todas puede volar."
Me canta Eduardo Polo: "Todo pasó en un segundo / o nunca pasó jamás; / quien tiene un sueño profundo / puede soñar esto y más".
Y también: "La bici sigue la cleta / por una ave siempre nida / y una trom suena su peta... / ¡Qué canción tan perseguida!"
Me hace sonreír y sin darme cuenta me pongo a leer en voz alta. El sol que entra por la ventana escucha atento.
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