Las cosas no paran de moverse. Literalmente: tengo unos mareos tremendos. Mientras, trato de terminar mi charla para mañana en el CMD. Las letras no se quedan quietas y es difícil concentrarse pero, por suerte, las ideas tampoco se quedan quietas, y eso es bueno para las ideas.
Parece que soy chica de otolitos sensibles.
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