martes, 5 de abril de 2011

Palabras

Vuelvo a la rutina de los días en la biblioteca. Encuentro mucho para leer, todavía un poco desorganizadamente. Voy copiando algunas citas solo porque me resultan interesantes. Todavía no tengo estructura para mi investigación y todavía no me preocupa. Voy entrando en tema, aunque en realidad nunca salí del tema: leo sobre mi trabajo y me encanta.

Sumergida como estoy estos días en el inglés, me cruzo igual con palabras que no conozco y que me llaman la atención, aunque un poco las entienda por contexto. Tengo el diccionario abierto en la computadora así que es fácil ir buscando sin interrumpir demasiado la lectura. Así aprendo, en un texto sobre las condiciones de los editores de literatura infantil, flair y foolhardiness. La primera es aptitud, elegancia -estaba usado con respecto al uso de la lengua o la gramática- y la segunda es temeridad.
Después leo un texto sobre la relación entre el autor y el editor. Aquí aparecen willful y zealot. Una es intencionado, deliberado, pero también testarudo. La otra es fanático.
Sigo con uno de mercado editorial y libros juveniles. Acá aprendo soar e hype. La primera es planear, remontar, y también dispararse, aumentar, alzar. La segunda es algo así como bombos y platillos, en el sentido de despliegue publicitario.
Al menos si no mejoro profesionalmente, mejoro mi vocabulario.

La semana pasada, en Bolonia, un boloñés nos enseñó una expresión típica italiana. Cuando hablan de combinaciones perfectas, algo que va con esto mejor que con ninguna otra cosa, dicen "es la muerte de" (en italiano, claro). Lo aprendimos con unos tortellonis. La muerte de los tortellonis en Bolonia es con "burro e salvia", con otras salsas no hace falta probarlos siquiera. Supongo que se parece a la expresión en español cuando decimos que algo "nos mata" por decir que nos encanta, pero me llamó la atención esta forma de usarla.

Las palabras también hacen paisaje.  

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