domingo, 30 de septiembre de 2012

Primer día

En unos minutos empieza oficialmente el programa de la beca. Conocer a todos, primera cena con la gente de la feria y así. Y ya mañana a la mañana (¡muy temprano!) empezamos con las actividades del caso.
Hoy me tocó cambiarme de hotel porque este de la beca estaba disponible recién a partir de las 2 de la tarde. Es una especie de centro de alojamiento para deportistas al lado de un estadio, a unos diez o quince minutos de tren del centro de Frankfurt. Ahora mismo hay un partido y escucho a la muchachada alentar a su equipo. No entiendo nada, por supuesto, de lo que dicen. Pero tampoco entiendo cuando desde casa se escucha a lo lejos la cancha de River. Sí, claro, se nota cuando hay un gol. Por ahora hubo uno solo.

Me pasé dos horas -posta, dos horas- intentando reconfigurar la conexión a internet en esta máquina. Algo se embromó entre la del hotel anterior y esta y no andaba. Por suerte, la del teléfono sí y mi hermano me dio soporte a distancia. Y no sabemos bien qué fue exactamente, pero de pronto anduvo. Si alguien necesita ayuda con dns y esas cosas, acabo de volverme experta.

Y sin embargo, la sensación de estar haciendo algo para lo que una no está preparada. No solo enfrentarme con esta maldita configuración, que me consumió las dos horas en las que pensaba laburar para dejar encaminadas algunas cosas que esperan mañana a la mañana en Buenos Aires. (Por suerte, cuando yo vuelva esta noche todavía va a ser bastante antes de la mañana de Buenos Aires, así que tengo changüí). No solo eso, decía. Unos nervios que se cuelan por algún lado... la idea de no estar preparada...

Pero después de todo -y es amable pensarlo- uno nunca está del todo preparado para nada. Y esos nervios son inevitables.

En unos minutos, decía. Quince compañeros de beca, cada uno en su idioma, todos nos comunicaremos en un inglés con acento extraño. Cena con la gente de la feria. Actividades con editores de aquí en adelante, por los próximos catorce días. El primer día de escuela. En unos minutos vuelvo al primer día de escuela. Y sí, me acuerdo perfecto cómo era: las ganas, por supuesto, la idea de llegar por fin a algo. Y a la vez, esa sensación que se lleva en las rodillas, en la panza, en un ligero temblar de la voz al hablar. La secreta sensación de no estar preparada para todo eso.

4 comentarios:

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  2. Si no sintieras todo eso, probablemente no estarías ahí. Estás preparada para estar más preparada, esa es la cuestión. Suerte y besos. Ah... no dejes de contar

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  3. Si estás preparada para convertir los no-lugares en lugares, cómo no vas a estar preparada para ocupar ese, tu, lugar. Metele que son pasteles. ;-)

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  4. por lo pronto ya estás preparada para reconfigurar dnsss... tu puedes!

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