sábado, 14 de mayo de 2011

Cuento sin hadas en Barcelona

(O de cómo Hollywood no queda en este mundo)
Para Moni, que rema y rema en el lago encantado.

Resulta que en mis caminatas sin rumbo por la ciudad me encontré con un lugar alucinante: La Basílica, una joyería y galería de arte con una vitrina más linda que la otra. Atendida por su dueño, es una maravilla a cada paso. Cada joya que tiene es para mirar con gusto, de artistas contemporáneos de todos los rincones del mundo. Y por supuesto, bastante lejos de mi presupuesto. Pero, con el espíritu de las películas de Hollywood, entré decidida. Elegí la que más me gustaba y me quedé mirándola fijo. ¿Es o no es ese el momento en el que una, Cenicienta desarrapada con cara de cansada, con zapatos cómodos de caminar todo el día, con la pollera arrugada de vivir en valijas (bueno, en maletas), recibe la generosa y (casi) desinteresada mirada del caballero que justo pasaba por ahí y que ofrece: "pruébate ese anillo, que está hecho para tus manos de princesa"? ¿Eh? ¿Qué fue de todos esos cuentos que leímos, esas películas que vimos? ¿Cómo es que no pasa eso?
Pues no, que no pasa. El resto de las visitas al lugar, o estaban en pareja o no estaban interesados en regalarme joyas. Decí que igual, como parece que podemos prescindir de los milagros hollywoodenses, saqué mi propio billete y me regalé el anillo más lindo del mundo. Que para historias de amor, mejor las de entrecasa, me parece.
Aunque no hay caso, después seguí caminando hasta la rambla y me enamoré perdidamente de un muchachito que tocaba el ukelele en una banda callejera, que tenía unos rulos y una sonrisa que ni te cuento, y que -por culpa del destino, empeñado en asegurarme que los cuentos de hadas son solo cuentos-, por supuesto, ni me miró.
  

3 comentarios:

  1. A veces, los muchachos de rulos pueden ser un poco tontos y no ven a la princesa que tienen delante.

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  2. Seguramente TU príncipe te está esperando en Argentina! Tal vez no toque el Ukelele o no compre anillos, pero seguramente sabrá enseñarte a bailar!!!
    Un beso grande y viva Barcelona, ciudad soñada!

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  3. Genial Naty! después de tantas historias, las que he vivido y otras escuchadas....no quiero más príncipes, solo quiero un hombre que no tenga miedo a comprar el cepillo de dientes! Seguimos remando!

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