lunes, 11 de abril de 2011

Venecia

Cómo hablar de una ciudad imposible.

Todavía no creo que exista eso que vi. Solo sé que el viernes a la noche dormí en un tren y después me desperté en una ciudad construida sobre el agua. Pero no como el Tigre de Buenos Aires -casas entre las islas- o el DF en México que fue ganándole tierra al lago. Así nomás: una ciudad imposible, imponente, un museo viviente que se va hundiendo de a poco y el agua ya le llegó a las escaleras. Porque no me creo que de la nada se les haya ocurrido toda esa monumentalidad donde no había tierra para fundarla.
Quizás, entonces, todavía estoy soñando arriba de ese tren que no para y en algún momento me voy a despertar de vuelta en tierra firme.

Una iglesia más allá, un palacio más acá, una torre, y más iglesias, más palacios, hasta el infinito, hasta que no queda un centímetro de tierra y nos caemos al agua. Y todas esas escaleras que dan al río sin más.¿Será una Atlántida que emergió, pero no lo suficiente para que veamos sus calles?
Alucinante es la palabra que me viene a la cabeza todo el tiempo. Y eso que no es carnaval y solo hay una furia turística alrededor de miles de fotos a los gondoleros, a los puentes, a las santísimas vírgenes del agua podrida.

Es alucinante, decía, y es un poco triste a la vez. Es como ver el esplandor que ya pasó, y encima se descascara, se pudre, se hunde. Es la abundancia, pero un poco pasada, podrida. El exceso. El lado obsceno del turismo. Y, a la vez, es atrapante. No se puede dejar de mirar. De sentir. Ese olor a ciudad revieja, a pasada de años, de ida y de vuelta de la experiencia. Indiferente al agua que al mismo tiempo la acecha, la condena y la destaca. Es la exageración de todo. Y eso que no es carnaval y solo hay una furia turística alrededor y yo, y otros como yo, que no podemos dejar de mirar, de sentir, de estar seguros de que esta ciudad es imposible. 

1 comentario:

  1. Hasta donde sé (lo cual no es garantía de nada), es una ciudad hecha ex profeso. O sea: a propósito. Se ve que les pintó hacer todo eso ahí y de esa manera. Y después se asombran de que quieran reconstruir las Twin Towers más altas que las originales. Donde hay guita (como la hubo en Venecia desde siempre) pueden darse esos lujos delirantes...

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