domingo, 6 de marzo de 2011

De las listas y el presente

Hay un capítulo de Los Simpsons que recuerdo especialmente. Lo vi hace años y no lo he vuelto a ver, así que supongo que varía bastante mi recuerdo de la realidad. Ahora busco información y es este: One Fish, Two Fish, Blowfish, Blue Fish, de la segunda temporada, estrenado originalmente allá por 1991.
Homero sabe que le queda un día de vida y hace una lista de todo lo que quiere hacer. Una de las cosas es ver a su padre. Cuando se junta con él, pasan más tiempo juntos del previsto y entonces Homero va tachando cosas de su lista porque ya no va a llegar a realizarlas.
Seguro pasan muchas más cosas, pero eso lo que me acuerdo. Lo que me gusta, supongo, de esta historia es la noción -¿la conciencia?- de que la experiencia del presente (y los afectos) te modifican los planes a cada rato. Y que para eso están las listas de tareas, después de todo: la materialización de un futuro inalcanzable. Una lista de tareas como el ejercicio de intentar volver concreto lo abstracto de después. Una lista de tareas como deseos que se transforman al llegar al ahora. Y no es improvisación, es reorganización, reordenamiento. Por eso vale la pena hacer listas igual. Atención y reacción sobre la marcha. Tal vez la única lista verdadera sea la de los hechos pasados. Pero cómo hablar de 'lo verdadero' en cualquier caso. Listas de planes imposibles porque la hora pasa más rápido, porque me distraigo por el camino, porque el camino lleva a otro lado. Al final, es lo mismo planear "Entregar la nota" que "Conquistar el mundo". Igual de irrealizables, porque el presente define la acción, es el que da las cartas. La lista en construcción constante: "Modificar esta lista" es un ítem implícito siempre. 

1 comentario:

  1. Es que el futuro no existe pero, después de todo, el pasado tampoco...

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